Yo aprendí demasiado de la vida. Aprendí a disfrutar de la soledad.
Aprendi a no ser la sombra de alguien. A darme cuenta que valgo mucho
como mujer, a que puedo ser feliz dentro de mis limitaciones. Aprendí a no rogar amor.
Porque con solo escuchar esa cancion, y cada vez que la escucho, empiezan a caer lágrimas silenciosas por mis mejillas . . .